ÑAKI MALDA SECRETARIO GENERAL DE LA SECCIÓN SINDICAL DE UGT EN ARCELORMITTAL
«A finales de año sabremos si se amplía uno de los altos hornos»
Iñaki Malda recuerda la importancia de la industria para la comarca y Asturias.
Secretario general de la sección sindical de UGT en ArcelorMittal en Avilés, una de las más importantes del sindicato, Iñaki Malda se incorporará en octubre al comité europeo de la multinacional y a su comité restringido de 22 miembros. Una oportunidad para reflexionar sobre el futuro de la industria en la comarca.
-¿Cómo se vive la actual crisis económica en ArcelorMittal?
-Por supuesto que tendrá alguna influencia, pero el mercado del acero es muy particular. La trayectoria de los últimos años, desde que está Mittal, es de crecimiento continuo. Desde su llegada, el espíritu de la compañía ha cambiado.
-¿En qué sentido?
-Arcelor no tenía un dueño claro, el comité de dirección representaba a un conjunto de accionistas minoritarios donde el más importante no pasaba del 5%. Se buscaba una recuperación rápida de la inversión y se pedía un rendimiento mínimo del 14-15% a las instalaciones. Si no existía, se vendía, como sucedió en Lieja. Mittal tiene una idea contraria. Es el accionista mayoritario y, si le rinde, gana dinero. Lógicamente, intentará ganar más. Piensa que si sale de esas instalaciones, la competencia se puede hacer con ese mercado. Mittal quiere seguir creciendo, ser la empresa más grande y controlar el mercado mundial del acero. Siguiendo con el ejemplo de Lieja, la nueva dirección anuló el cierre y volvió a abrir el horno.
-¿Con cuál de las dos se queda?
-Una no es mejor ni peor que otra. Son un espíritu contrario. Arcelor era pesimista. Mittal tiene una visión optimista del mercado, año tras año se bate el récord de producción mundial pero sigue habiendo un déficit de acero.
-Retomamos la primera pregunta, la crisis.
-Los expertos comentan que el tirón alcista seguirá hasta 2011 ó 2012. Este año, con una crisis real, se han batido récords de producción. La compañía sigue creciendo, comprando otras empresas. La siderurgia siempre ha sido motor de Asturias y eso se refleja en que nuestras cifras de paro son mejores que las de otras regiones.
-Este año se ha producido la integración de API en ArcelorMittal, ¿se esperan más cambios en la organización?
-La integración era una propuesta que veníamos pidiendo desde hace dos años. En su momento, API se segregó por causa que ni entendíamos ni aceptábamos. Al igual que la división de Informática en dos unidades y que se anuló. API abastece el mercado de hojalata que tiene problemas en el mundo. Es el sector que menos crece y países como Alemania comienzan a poner restricciones y ya no la admiten para bebida. En ese contexto, vimos que la planta podía peligrar en solitario y por eso reclamamos su reingreso a ArcelorMittal. Se ha logrado y ya no esperamos más cambios.
-¿Por qué una línea peligra en solitario y tiene más futuro en el conjunto, no puede lastrar al resto de la compañía?
-Históricamente, API dependió de una gestión francesa, que no era objetiva con Asturias y enrarecía los resultados. Así, por ejemplo, computaba unos costes de transporte que no tenemos. El valor positivo de la siderurgia en Asturias es que es integral, es su mejor baza: cubre desde el cok a la bobina caliente y eso nos permite abordar mejor los ciclos del mercado.
-¿Podemos esperar nuevas inversiones en Asturias?
-Sí. Una preocupación de los responsables de los sindicatos es lograr la ampliación de uno de los altos hornos de Gijón. Es una inversión clave. Si aumentamos la producción de arrabio, deberemos aumentar nuestra producción aguas abajo. La ampliación de uno de los altos hornos supondría automática una nueva máquina de colada continua en Avilés y una nueva instalación de metalurgia secundaria en Avilés. Y seguir con más inversiones aguas abajo. Es muy importante. Alguien la ha comparado con los tiempos en los que estaba en juego la nueva acería LD-III y razón no le falta. A finales de año o principios de 2009 podremos saber algo.
-¿Ve posible una decisión positiva para Asturias?
-Es difícil asegurar algo. Mira lo que era esta empresa hace veinte años y lo que es ahora. Está claro que nos dejaría en una posición líder en Europa. Una inversión así no es un capricho. En parte, es posible por el papel de los trabajadores de Asturias. Lo reconoció el propio Lakshmi Mittal en Gijón cuando aceptó el ejercicio de responsabilidad que supuso aceptar el Plan Arco. Tenía sus riesgos, pero apostamos por él, fue un proyecto de futuro y el tiempo nos dio la razón. A pesar de la dureza que supuso introducir cambios en la organización, ahora no estaríamos hablando de las inversiones que pedimos. Fue la idea que transmitió Mittal. Sin el Plan Arco no podríamos pedir estas inversiones, aunque es cierto que nunca se ha pedido tanto.
-Ampliación de los gasómetros de Avilés, apuesta por el I+D, ¿avanzan la autorización de esa inversión?
-Sí. Ahora existe una nueva forma de organizar el trabajo. Antes se aprobaba una actuación concreta. Ahora, ante una propuesta como fabricar un millón más de toneladas de acero (que es lo que supone la ampliación de Gijón) se pide todo el proyecto y el compromiso de sacarlo adelante. Hablamos de algo muy grande. No podemos mirar para otro lado. Con las debidas reservas, aseguraría el futuro de la siderurgia para muchos años. Y estamos en una situación ideal para pedir inversiones.
-¿Por qué?
-Los trabajadores hemos demostrado nuestra capacidad para adaptarnos a una empresa que, en veinte años, ha pasado de ser pública a privada; de ser una empresa muy grande en Asturias a ser una pequeña sucursal de una compañía con 300.000 empleados en todo el mundo y lograr ser la referencia de Europa. Los agoreros profesionales decían que no, pero nuestra adecuación a los nuevos métodos tecnológicos y de trabajo ha sido modélica. Somos un ejemplo de reconversión para otros países.
-O sea, que podemos tener siderurgia para bastantes años.
-El corazón de Avilés es industrial, no los servicios. Y fuera de él no hay futuro. Es difícil encontrar en Europa una comarca con un nivel industrial de Avilés y el poco caso que se le ha hecho. Debemos reconocer que somos una ciudad industrial, con sus inconvenientes, pero también con sus ventajas. El ejemplo contrario lo tenemos en Asturias, en las comarcas mineras. Se vuelcan con sus minas. Somos la empresa que más empleo genera, con mayor participación en el Producto Interior Bruto y, sin embargo, la aceptación popular es nula. El pasado verano, ArcelorMittal firmó cerca de 500 contratos eventuales. En otras empresas, con mucho menos actividad, poco falta para que acudan las autoridades con la banda de gaitas.
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